
José Meza, te defiende
Estimados vecinos y vecinas,
Lamentablemente el tiempo nos dio la razón. En 2022, a pocos meses del plebiscito del 4 de septiembre, el alza de las cuentas de la luz fue frenada con un proyecto de ley. Probablemente, advirtiendo un clima electoral adverso, el gobierno ingresó ese proyecto y contó con el respaldo de los parlamentarios del oficialismo.
¿Qué dijimos los republicanos en ese momento? Que era una mentira, porque, tarde o temprano, las cuentas de la luz iban a subir de manera abrupta, lo que sería peor para las familias, así que lo votamos en contra.
Lo que vemos ahora, justamente, es que el remedio fue peor que la enfermedad, porque ante un interés electoral mezquino, hoy millones de chilenos se ven enfrentados a un alza que afecta el presupuesto de sus hogares, mientras muchos de los parlamentarios que estuvieron de acuerdo con retrasarla, miran para el lado y se desentienden de sus propias decisiones.
En política, no todo puede ser decirles a las personas lo que quieren oír sin hacerse cargo de la realidad y de las consecuencias. Sobre todo, hay que ser francos, ir siempre con la verdad por delante, no con excusas o “verdades a medias”. En este caso la verdad es una sola, y es que desde 2019 hasta la fecha las cuentas de luz no han subido, pero a costa de una deuda que tarde o temprano se debe saldar, sea a través de este aumento de las tarifas o a través de subsidios pagados con los impuestos de los chilenos; los únicos que nunca pagan son los políticos que les mintieron a la ciudadanía.
Esa misma actitud de hablar con falsedades la estamos viendo también en el proyecto que impulsa el gobierno para que las elecciones de octubre se realicen en dos días.
En ese texto, hay una medida que varios parlamentarios no quieren aprobar, pero que los republicanos respaldamos, porque la austeridad fiscal es, para nosotros, parte de nuestros principios. Se trata de la reducción de dinero que el Estado realiza a los candidatos y partidos políticos por los votos obtenidos en una elección.
Para los comicios de octubre, el valor del reembolso fiscal a cada candidato disminuiría de $1.500 a $970 por cada voto, mientras que la devolución adicional a los partidos que patrocinen a esos candidatos bajaría de $560 a $370.
¿Qué hay detrás de esto? En un contexto de voto obligatorio, es evidente que más personas van a ir a votar y, por lo tanto, se debe invertir menos plata en las campañas. Lo que no dicen algunos (o varios parlamentarios y dirigentes de partidos) es que, con una medida así, las elecciones dejarán de ser cajas pagadoras para la política. ¡Basta de excusas!
Un abrazo
José Carlos Meza
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