
¿Quién cuida los recursos públicos?
Estimados vecinos y vecinas,
Hace unos días, un hecho nos remeció a todos. Un sicario venezolano acusado de haber asesinado por encargo al conocido comerciante de Meiggs fue liberado por “error”. Y no solo eso… logró salir del país sin que nadie lo detuviera. Hoy, está libre en alguna parte de sudamérica y nosotros, viendo cómo una vez más la justicia chilena falla donde más se necesita.
Póngase en el lugar de la familia. De los amigos. O de cualquier vecino que hoy camina con miedo por las calles.
Cuando a usted lo asaltan, lo primero que le piden es que haga la denuncia, que espere el parte, que tenga paciencia. Si quiere sacar un permiso, le exigen su cédula, su certificado de residencia, su historial completo. Pero si usted es un sicario extranjero, sin papeles, sin identidad verificada, el sistema parece funcionar al revés… entra, delinque y se va. Y nuestras autoridades apenas se enteran cuando ya es demasiado tarde.
Este caso es la punta del iceberg. El delincuente se identificó con un nombre falso. Y nadie tuvo cómo comprobarlo, porque no había huellas, ni registros, ni coordinación internacional. ¿La razón? Chile no tiene relaciones diplomáticas con Venezuela, y nuestras instituciones simplemente no están preparadas para este tipo de crímenes.
Estamos hablando de una persona que, según la Fiscalía, fue parte de un asesinato por encargo. Un crimen que involucró millones de pesos, un intermediario, y un ataque en plena calle. Y, pese a toda esa gravedad, el sistema no fue capaz de mantenerlo tras las rejas. Lo soltaron. Se fugó. Como si nada.
¿Cómo llegamos a esto?
Porque nuestras instituciones están sobrepasadas. Porque falta liderazgo. Porque la seguridad no ha sido prioridad. Jueces, gendarmes y fiscales se pasan la pelota, mientras el crimen organizado se instala en nuestros barrios. El sistema penal, como está hoy, es una máquina de errores encadenados. Y los únicos que pagan por esos errores… somos nosotros.
Yo no quiero un Chile donde tengamos que acostumbrarnos a esto. Por eso seguiré trabajando con fuerza para que situaciones como esta no se repitan. Para que nunca más un delincuente quede libre por negligencia. Y para que nuestras leyes estén al servicio de la gente honesta, no de los criminales.
Chile necesita orden, necesita seguridad, necesita justicia real. Y yo estoy convencido de que podemos lograrlo si ponemos las cosas en su lugar y a los delincuentes donde corresponde… tras las rejas.
Con fuerza, sin miedo, y siempre del lado de la gente.
Un abrazo
José Carlos Meza
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