¿Insulto o indulto?

La Comisión de Constitución del Senado, antes de comenzar el receso legislativo, despachó a Sala el proyecto de ley de Indulto a los “Presos de la revuelta”; y este apresuramiento legislativo tan poco común se debe al impulso fáctico que le ha impuesto el Presidente Electo Gabriel Boric, quien ha solicitado que esto no puede seguir esperando.

En plena campaña de segunda vuelta, el propio Gabriel Boric señaló que “Vamos a defender a las víctimas de la delincuencia: acá nuestro compromiso está con quienes han sufrido las armas, disparos, balas locas, quienes viven en fuegos artificiales y balaceras. Ahí está nuestro compromiso y no en otra parte”, cuando era consultado por este proyecto. Lamentablemente no nos equivocamos al señalar que el cambio de actitud frente al indulto era solo un postureo electoral, una típica artimaña de campaña.

Enfrentados hoy a este proyecto, la idea no hace más que consagrar en una norma de rango legal a la violencia como método válido de acción política. Toda la moderación del Frente Amplio en campaña se derrumba con este apuro en aprobar el indulto general, y nos demuestra con total claridad quiénes son y a qué están dispuestos.

En su momento, fue el mismo Presidente Electo (en aquél momento vestido con los ropajes de candidato), que “No se puede indultar a una persona que quemó una iglesia o que saqueó un supermercado”. Sería bueno que sus asesores le leyeran el proyecto de Ley, que señala que se indultarán, entre otros, los delitos de incendio (artículos 474 y siguientes del Código Penal) o saqueo de los artículos 449 ter y 449 quater del Código Penal.

No será una ley que proteja Derechos Humanos, no será una ley que avance en enfrentar la crisis de vivienda que nos aqueja, no será una ley que busque mejorar la protección del medio ambiente. No, será una ley que libere delincuentes condenados e imputados en medio de las investigaciones.

Cuando algo así ocurra, no solo será la historia la que en las próximas décadas recuerde el primer proyecto de Ley aprobado durante la administración del Frente Amplio, sino que será la misma ciudadanía la que juzgue a un Presidente que había prometido madurar, que había asegurado crecer y estar a la altura de su cargo, que había sostenido cambiar sus posturas, que se presentaba como un social demócrata centrista y mesurado; la decepción que provocará en los que creyeron su puesta en escena será total.

Ni los procesos judiciales, ni los congresos, ni las ilusiones de la gente, ni la imperiosa necesidad de justicia de las víctimas, pueden estar al servicio del ajedrez político del próximo Presidente de Chile.

Comparte

Facebook
Twitter