Valoración y responsabilidad: las conclusiones que dejó la CEP

La CEP debe ser una señal de alerta para todos, pero en especial para el gobierno y el oficialismo, muy centrado en una agenda identitaria e ideológica y poco responsable con el país.

No fueron sólo las chapitas con la estrella en nuestra solapa, la bandera chilena en nuestros pupitres o la formalidad en nuestra vestimenta. La forma acompañó al fondo. Cuando los Republicanos llegamos a ocupar espacios de poder demostramos seriedad y respeto por nuestras instituciones y por los cargos que ostentamos.

Hoy día, los resultados de la Encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) muestran un crecimiento inusitado en el apoyo ciudadano a los republicanos, y recibimos la valoración de una parte importante de la ciudadanía, que ve en el Partido Republicano una alternativa real.

La CEP dio cuenta que somos el partido con mayor adhesión y mayor alza en el último tiempo, y eso es motivo de satisfacción. Pero también de una gran responsabilidad.

En el último año y medio, la vara con que nos han medido ha sido estricta. Hemos sido objeto de diversos ataques, etiquetas, prejuicios y funas. Han buscado caricaturizarnos y mostrarnos como una fuerza política desconectada con las aspiraciones de los chilenos. Nuestra respuesta, sin embargo, siempre ha sido la coherencia y los datos evidencian justo lo contrario a lo que nuestros adversarios han querido instalar.

Entonces, ¿en qué descansa el respaldo que tiene nuestra colectividad? Primero, en un estilo simple, pero muy efectivo, de decir lo que se piensa y hacer lo que se dice. Buscamos que la consecuencia en nuestras palabras y nuestro actuar sea un principio rector en todo lo que hacemos a nivel político. La ciudadanía así lo ha entendido y valorado.

En segundo lugar, porque hemos hecho un esfuerzo genuino por conectar con las urgencias reales de los chilenos, cuestión que la élite parece no entender. No pasemos por alto las palabras del Presidente Boric tratando de explicar la derrota del 4 de septiembre con la idea de que “no puedes ir más rápido que tu gente”.

Esto no se trata de velocidad, sino de conectar. Y eso es lo que hemos buscado. Así, vemos cómo la misma CEP indica que las propuestas que los republicanos promovimos en materia constitucional cuentan con fuerte respaldo ciudadano, gracias al esfuerzo consciente que hemos hecho por conocer las urgencias de las personas e interpretar sus preocupaciones, anhelos y dolores.

Así como la principal encuesta de opinión pública del país nos dice que, como partido, vamos por el camino correcto, también nos grita que las personas están pesimistas sobre el futuro, no están contentas con la forma en que se desenvuelve nuestra democracia, están hastiadas de las ambigüedades y exigen mayor respeto por la autoridad y las instituciones que les hacen sentir seguros.

De este modo, la CEP debe ser una señal de alerta para todos, pero en especial para el gobierno y el oficialismo, muy centrado en una agenda identitaria e ideológica y poco responsable con el país.

La administración Boric llegó al poder enarbolando banderas -feminismo, probidad o indigenismo – que han traicionado. Su negligencia o dolo en la defraudación al Estado que está demostrando el llamado “caso Convenios” o el apitutamiento de parientes y amigos en los distintos niveles del aparato público son sólo muestras del severo deterioro en la ética de quienes llegaron a La Moneda con un (supuesto) estándar moral superior.

No debemos dejarnos engañar por las encuestas y creer que hacemos todo bien o todo mal. La CEP obliga a la política a hacer un alto en el camino, evaluar y tomar decisiones que les hagan sentido a los chilenos. De lo contrario, seguiremos condenando a nuestro país al enfrentamiento, la polarización y el subdesarrollo.

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